viernes, 14 de mayo de 2010
Bye Bye Bicycle
Por fin se dio el gran día...Ayer despedí a una gran compañera, que vivió conmigo estos últimos dos meses. Durmió conmigo, me acompaño cada almuerzo, estuvo ahí en todo momento. Ocupo un lugar enorme en mi cuarto pero no en mi corazón: la caja. Mi vieja la llama "la bicicleta" y para mí fue siempre una caja MUY pero muy molesta. Cada vez que surge el tema me angustio.
Esta caja me costó varias semanas la relación con mi madre y con Ramiro, porque mientras ellos insistían en que yo les guardara la caja en mi cuarto yo lo único que quería hacer era regalársela a un homeless...
En un momento, mientras filmaba, mi cuarto se había convertido en un depósito. Aparte de las dos valijas también estaban el kit de cámara, las luces, el trípode y esta caja que contenía la bicicleta que compró mi vieja por amazon. Mi cuarto fue un caos y yo estaba a punto de enloquecer. La llevé con mis propias manos por toda la ciudad recorriendo los distintos correos...Uno me la rechazó porque era demasiado grande y los otros ofrecían mandarla a Buenos Aires por no menos de 900 dólares. Era una locura. Mientras tanto, desde Argentina mi vieja me decía "mandala por correo, acá Ramiro dice que sale 100 dólares mandarla". Y así estuvimos, dos meses peleando sin parar. Hasta que un día dije: la vendo. Ya está, no hay otra solución, no se puede hacer nada porque nadie pensaba pagar 900 dólares de correo (5 veces más que la bici). yo intentando solucionar el tema y ellos negando la realidad y el costo.
Le di mi ultimatum a mi vieja en un mensaje de texto porque ya no hablábamos y le dije "LA VENDO" y ella me contestó "es mía, no la vas a vender", así que seguimos peleando por semanas...
Hasta que llegaron dos pobres santos a Nueva York, víctimas mejor dicho porque estan lejos de ser santos, Don y Segundo, dos amigos de mi viejo de toda la vida. Mis padres desde Buenos Aires les encargaron cargar con un "paquete". Estoy segura de que nunca se imaginaron cuál era el verdadero tamaño del paquete, porque mi madre en su tozudez minimizaba todo, y Ramiro que distorsianaba la realidad e insistía en que pesaba 36 libras, cuando en realidad pesaba mucho más. Nadie había experimentado en carne popia "la caja". Cada vez que la cargaba por la ciudad mis manos aumentaban en volumen y se convertían en las manos de un gigante. Yo sufría, mi madre insistía en que me la quedara.
En las conversaciones más amigables con Ramiro y mi mamá (porque ya no hablabamos de otras cosas) ellos me decían "usála, andá a dar una vuelta por el central park". Y era ridículo porque primero no tenía tiempo de andar en bicicleta, nevaba y aparte Manhattan no es San Isidro. No todo el mundo anda en bicicleta...Y segundo si por lo menos yo hubiera qerido comprar la bicicleta desde un primer momento hubiera sido distinto. Pero no, estas personas me obligaban en plena etapa de finales a salir a pasear en bici por el parque...
Hasta que llegó el día.
Ayer por fin me liberé de la caja. la llevé en taxi hasta el hotel y cuando me bajo, uno de los botones que descargaba la caja del baúl se me acerca quejándose y mostrándome su mano ensangrentada. Me dice "no puedo ser, que yo tenga que cargar con esto y me lastime... El hombre no pudo terminar con su frase porque yo estaba enfurecida y en un pleno ataque de ira agarrá la caja y empecé a forcejear con el botones que no quería que yo la cargara. Le dije "a usted nadie le pidió su ayuda, yo sola vengo cargando con esta caja por dos meses..." Y me empezó a seguir el tipo pidiéndome perdon, que no me enojara, que me iba a lastimar la espalda..etc." Yo entré al hotel hecha una fiera, sacada porque el tema de la bici me tenía harta. Así que encaré a dos chicas, escribí una linda cartita a los huéspedes y les dejé el paquete a Don y a Segundo...Y me fui. Nunca más supe de la caja o de los transportadores, espero que llegue a destino.
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