sábado, 3 de julio de 2010
It's a beautiful day
Es terrible porque hoy fue el peor y el mejor día de toda mi estadía en Nueva York.
Me levanté a las 7 de la mañana porque no podía dormir más de los nervios y me tomé un tren a Brooklyn para ver el partido con un documentalista americano que conocí en la facultad. Nos conocimos así: el vino a dar una charla a una de mis clases de documental, nos mostró su película y habló un poco acerca de todo, desde cómo buscar plata para hacer el documental hasta cual es la vida por lo general de una persona que hace documental. La película es increíble y ganó muchos premios, se llama "Control Room" pero la verdad a la clase le gustó tanto la charla que todos nos quedamos anhelando un poco el ser parte de esa vida de documentlista. Viajar, filmar, escribir, investigar para desarrollar ideas e historias remotas que suceden en diversas partes del mundo.
Finalmente nos contó a toda la clase que su próximo proyecto iba a ser filmado en Cuba y que iba a necesitar un equipo que hablara español. Autómaticamente a mí se me iluminó la cara y apenas terminó la charla me acerqué al director y le pregunté: cómo es el proyecto de Cuba?? Y desde ahí (que esto fue hace 3 meses) que estamos en contacto.
Como yo me estoy volviendo en una semana quedamos en encontrarnos para hablar antes acerca del posible documental a Cuba. Todavía no hay nada concreto porque no hay fondos para subsidiarlo, pero pegamos buena onda así que siempre es muy interesante hablar con el. Aparte es fanático de Argentina así que quedamos en ver el partido juntos. Durante el partido me presentó a otros dos amigos suyos también americanos pero que siguen ardientemente los partidos del mundial e hinchan por argentina. Vimos el partido, compartimos la amarga derrota y coincidimos en que la agresividad pseudo militar de Alemania proviene de sus camisetas. Dan miedo todos esos alemanes vestidos de negros, listos para arrasar con todo y como bien advirtió Klose Alemania fue capaz de herir a la Argentina. No vencer ni ganar sino herir, lastimar esas fueron sus palabras.
Después del partido nos fuimos a un mercado de pulgas abierto que hay en uno de los parques de brooklyn, comimos unos sandwiches de cerdo y nos tomamos unos jugos. El día estaba increíble, despejado y caluroso pero con viento. Al rato mi amigo se tuvo que ir a hacer unos trámites y me dejó hablando con sus otros dos amigos, uno de ellos hacía cuatro años que estaba viviendo en Nueva York y hoy mismo partía de nuevo a su ciudad de origen. Faltaban cinco horas para irse y el decidió aprovechar sus últimas horas en NY al máximo. Entonces nos fuimos a recorrer y a caminar por Brooklyn hasta que nos instalamos en un parque. Nos sentamos los tres en un banco entremedio de toda la arbolada y el verde del verano y nos quedamos charlando horas y horas acerca de todo. Ellos dos se conocían entre sí pero yo nunca los había visto en mi vida, pero creo que en esa plaza sentados en ese banco tuvimos una de las charlas más interesantes que jamás tuve en mi vida...Era muy gracioso porque hablábamos como si nos conociéramos de toda la vida, como tres amigos. Pero en realidad éramos tres personas desconocidas que lo único que tenían en común era estar viviendo transitoriamente en Nueva York. Hablamos mucho de Nueva York, y como yo también me estoy volviendo en una semana la charla tomó como un gusto nostálgico. Coincidimos los tres en que NY es una ciudad con una energía muy cambiante, uno todos lo días puede llegar a conocer a alguien nuevo y en ese mismo día se puede generar un vínculo muy fuerte pero este vínculo sólo dura lo que dura el presente, no perdura en el tiempo ni a la distancia. Nueva York es una ciudad llena de personas diferentes entre sí, hay una mezcla de edades, nacionalidades, culturas, religiones como en ninguna ciudad y todo ésta variedad se acepta y convive en una misma ciudad pero jamás estas culturas se fusionan. Todo el mundo acepta la variedad pero nadie quiere compartir del todo su individualidad con el resto. Es una ciudad sociable y solitaria a la vez.
Por ahí todo esto que escribo no tiene sentido pero en ese momento me pareció que no podía se más clara y más certera nuestra conversación. Lo que pasaba en ese banco pasa todos los días en una ciudad como New York. Los tres charlando horas y horas como íntimos amigos sabiendo que a la vez nunca más ibamos a volver a vernos.
Cuando ya se acercaba la hora de que nuestro amigo partiera lo acompañamos a su casa a buscar las valijas y después a la estación de tren. Ahí lo despedimos y el tren partió. Yo hasta casi sentí que lo iba a extrañar. Iba a extrañarlo sólo por el hecho de estar despidiéndolo porque en realidad era un desconocido para mí.
Después quedamos dos solamente y cómo queríamos seguir conversando nos atravesamos todo Brooklyn, cruzamos de nuevo parques, playas, fábricas hasta llegar al puente. Caminamos por el puente al atardecer hasta llegar a Manhattan y ahí nos despedimos para tomar cada uno su subte correspondiente.
Fue el mejor día desde que llegué y creo que es sólo porque falta una semana para irme.
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Un buen final Sole... hasta me emocionó tengo que admitir...
ResponderEliminarTal cual, Soli......me emocionó tu relato y te puedo asegurar que nosotros vamos a extrañar horrores entrar todos los días al blog a ver qué hay de nuevo!!!!
ResponderEliminarMe encantó compartir de alguna manera esta experiencia espectacular que viviste en NY, fué muy lindo seguirte día a día........!!!
Agus